Tuvo en aquel asiento recogida,
Al blando sueño dio lugar decente,
Después que a Dios encomendó su vida:
Cuando el lobo Gilberto de repente
Dio en la pobre manada que dormida
Estaba, descuidado el pastor santo
Del repentino caso y nuevo espanto.
O cual en la Canaria en apañadas
Acechan cabras ágiles cabreros,
Que en los riscon están y en las aguadas
Despuntando la grama en sus oteros;
Y estando así paciendo descuidadas
Dan de repente en ellas los monteros,
Y con el sobresalto que allí influyen,
Unas quedan paradas y otras huyen:
Así quedaron en la triste Yara
Los que durmiendo estaban descuidados;
Que despertando con zozobra rara,
Se vieron de enmigos rodeados
Unos huyeron la fortuna avara:
Otros quedaron casi desmayados:
Que el repentino estruendo y agonía
Recogió al corazón la sangre fría.
Silvestre De Balboa
Fuente: Grandes Poémas Canarios de todas las épocas
Imágenes: caimitoyyo.blogspot.com
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